jueves, abril 24, 2025
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Se ha ido el Papa más humano

El Papa Francisco, que visitó Trujillo en 2018, le abrió las puertas de la Iglesia a los homosexuales, las mujeres divorciadas, los migrantes, los palestinos que padecen la guerra en Gaza, en fin, todos los que sufren y son apartados. Y por esto, los ultras lo llamaron "progre", "zurdo" o "comunista".

Jorge Mario Bergoglio se ha ido. Por estas horas es velado en El Vaticano, y mientras veo esas imágenes, pienso en algo inevitable: en lo que nos queda de vida no volveremos a ver un Papa igual a Francisco.

Y lo dice un agnóstico, alguien no creyente.

Ya se ha dicho lo particular y distinto que ha sido el Papa Francisco en la historia del papado. Por algo, ha sido el primer sumo pontífice latinoamericano. Su estilo llano, su carisma, su humildad -demostrada en su renuncia a ingresos y privilegios propios de su cargo-, su humanidad y su amor a los desprotegidos sin concesión alguna lo pintan de cuerpo entero. Aún recuerdo la forma en que se detuvo para darle un abrazo a una humilde mujer invidente con su cartel, mientras recorría las calles del centro de Trujillo, en aquella memorable visita de 2018.

Este periodista quiso ver de cerca el paso de Jorge Bergoglio por la calle Pizarro, más que nada por curiosidad, aquella ocasión, hace 7 años. Recuerdo claramente esa sensación que hasta hoy perdura: una suerte de impacto «blanco», de paz transmitida solo por su mera cercanía. Insisto: lo dice esto alguien que no es creyente y, por ende, acudió a verlo sin otra expectativa que la curiosidad. Es la misma sensación que otros, sí creyentes, recuerdan haber experimentado al verlo de cerca.



Pero es curioso que el Papa Francisco tenga detractores y críticos, sobre todo, entre los cristianos y católicos. Cristianos y católicos generalmente ultraconservadores, precisemos. Increíblemente, este argentino universal tenía seguidores entre gente atea, agnóstica, no creyente, que le reconocen su plena humanidad. Eso es acaso su mayor logro.

Bergoglio le abrió las puertas a todos y todas sin excepción, lo cual seguro no le gustó a muchos ultras. Para él, los homosexuales, las mujeres divorciadas, los migrantes, los palestinos que sufren la guerra en Gaza, en fin, todos los que sufren y son apartados de alguna manera, eran también verdaderos hijos de Dios. Es increíble que algunos lo llamen «progre», «zurdo» o «comunista» por ello. Cuando lo que hizo es justamente lo que Cristo enseñó.

Pero son los tiempos que corren. Y por eso la voz de Jorge Bergoglio, en un mundo cada vez más hostil, de odiadores que llegan al poder, se hará extrañar. Definitivamente.

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