Escribe: Eliana Pérez Barrenechea
“Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir”. Este verso de César Vallejo puede explicar la sensación que tenemos de vivir ahora en este país que nos duele, pero que amamos. Y ha sido este 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía, que después de mucho tiempo ha ocurrido algo que resulta poético: que el Congreso de delincuentes se haya visto obligado a censurar, por cálculo político y contra sus convicciones, al ministro del Interior Juan José Santiváñez, uno de los más protegidos por la coalición que gobierna el país.
Somos conscientes que sólo es un cambio de ficha y que en el tablero del cogobierno quedan muchas más, pero es un pequeño logro de la presión popular en este régimen autoritario y prepotente que viene gobernando en contra del pueblo, con absoluta impunidad y descaro. Se va Santiváñez dejando una PNP mucho más corrompida y desarticulada, funcional al crimen organizado, tanto al de las motos como al de los curules.
Acuña y su bancada APP intentaron blindar a su ministroll con votos en abstención y en contra, pero el cambio repentino de la posición de Fuerza Popular y Renovación Popular, bancadas de Fujimori y López Aliaga, inclinaron la balanza en contra. ¿Esto significa que el pacto de poderes empieza a tambalear? Es probable que sí, pues ya estamos a menos de un mes de que Boluarte convoque a elecciones generales, y hemos visto a Keiko iniciando su enésima campaña presidencial ordeñando vacas en Cajamarca, la tierra del fujimorista y exsocio Joaquín Ramírez.
Que con la caída de Santiváñez empiece el efecto dominó y caigan los Boluarte, los Acuña, los Fujimori, los Porkys, los Luna, los Cerrón.
Los partidos aliados de este régimen empiezan su propio juego y tratarán de desmarcarse de los muertos que han provocado, desde la represión de las protestas hasta los del sicariato. Tal como lo está haciendo Fuerza Popular, cuyos voceros ya están declarando en los medios, con total descaro, que la crisis del país es por culpa del “gobierno de izquierda” de Castillo y Boluarte. ¡Qué tal cinismo! Cuando han sido ellos los que boicotearon el gobierno legítimo de Castillo y pusieron a Boluarte en la presidencia para gobernar a su sombra.
No, este gobierno no tiene nada de izquierda, es una muestra de lo lumpen que puede llegar a ser la derecha bruta y achorada, armaron un gobierno de una banda variopinta, con discursos populistas y conservadores, con el matiz del discurso cerronista que predica el marxismo, pero el de Groucho Marx, quien sostenía: «Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros».
Que con la caída de Santiváñez empiece el efecto dominó y caigan los Boluarte, los Acuña, los Fujimori, los Porkys, los Luna, los Cerrón, y todos los grupos del poder económico que los han sostenido y se han beneficiado de la coalición mafiosa.
¡Sin luchas no hay victorias! Aunque aún estamos lejos de la victoria popular por la recuperación del Perú, vemos cómo la movilización siempre será mejor que la apatía o la indiferencia.