Escribe: Domingo Varas Loli [Desde Madrid, España]
El impacto del apagón ha sido tan devastador en el ánimo de los españoles que hasta Pablo Motos, el conductor de “El Hormiguero”, comenzó su programa de farándula más visto de España lamentando que este desperfecto del sistema eléctrico haya puesto en evidencia la fragilidad de la imagen de un país que se autopercibe como miembro pleno del grupo de países más desarrollados del mundo.
La verdad es que por unas horas Madrid registró escenas propias de países subdesarrollados. El centro de esta urbe apacible parecía un pandemonio (la capital del infierno), la Gran Vía atestada de turistas y vehículos varados que avanzaban milimétricamente por la ausencia de luces en los semáforos. Aeropuertos y estaciones de metros y de trenes abarrotados por gentes desconcertadas. Largas colas en los bancos de gente presa de la impaciencia y la incertidumbre.
12:33 pm
A esta hora se interrumpió el fluido eléctrico. Nadie le dio mucha importancia a este percance porque todo el mundo pensaba que se iba a tratar de algo pasajero. Hurgando en la memoria de corto y mediano plazo solo se registraba un corte de wasap que duró un par de horas. Era el único accidente registrado en los servicios públicos en los últimos tiempos. La gente continuó sus actividades de rutina con la resignada actitud con que se arrostra el primer día laboral de la semana.
De pronto, un par de horas del apagón, ante la falta de un pronunciamiento oficial verosímil circuló la versión de un ataque terrorista. Alguien creyó recordar que la Unión Europea había alertado a los españoles de la ocurrencia de un atentado. Otro peatón que marcaba su celular compulsivamente se detuvo y dijo que se trataba de un ataque cibernético. Otros le imputaban la autoría a Vladimir Putin. De un momento a otro circularon una serie de bulos, uno más alarmante que el otro.
Era el vacío de poder, las autoridades gubernamentales brillaban por su mutismo. La representante de España en el parlamento europeo balbució una explicación insuficiente.
Curados del susto, para los que vivimos en los turbulentos años ochenta en el Perú este apagón se asemejaba a un incidente común y silvestre.
4:00 pm
El caos se propagó como una reacción en cadena en una urbe caracterizada por su orden y simetría. Un amigo que trabaja por la Estación Moncloa tardó tres horas para regresar a su domicilio (el viaje normal dura veinticinco minutos) y me contó que entre las turbamultas en los paraderos los que actuaron con más serenidad fueron los inmigrantes de origen latinoamericano. Curados del susto, para los que vivimos en los turbulentos años ochenta en el Perú este apagón se asemejaba a un incidente común y silvestre. Por unas horas el Madrid idílico de las postales, al que los orgullosos nativos de estos lares ensalzan con la frase “Después de Madrid el cielo” perdió la compostura y demostró la precaria línea que separa al caos del orden, a la paz y el conflicto, a la civilización de la barbarie.
8:00 pm
Todavía no había oscurecido el cielo cuando empezaron a titilar las luces del router anunciando la llegada de la luz. Una tercera parte del día sin energía eléctrica parecía una pesadilla. A la falta de luz se agregaba la ausencia de información, lo que acrecentaba la sensación de vulnerabilidad que asoló a millones de españoles, mal habituados al confort y al bienestar de la tecnología.
Pocos minutos después me precipité sobre la computadora para recoger versiones fidedignas, rehuyendo de las fakes new que crean estados de pánico colectivo. España está envuelta en una serie de desmanes y dimes y diretes por denuncias de corrupción que apuntan contra el presidente Pedro Sánchez, quien tuvo una fugaz aparición en la televisión arrellanado en su sillón presidencial. El está más preocupado atendiendo las cuitas judiciales de sus allegados -su esposa y su hermano están gravemente imputados de corrupción-y por eso tiene los reflejos más lentos y el olfato tupido.
📺TV en DIRECTO | Pedro Sánchez: "Lo que ha demostrado España es que tiene una población admirable. La respuesta de la ciudadanía ha estado a la altura de lo que es nuestro país: uno de los más desarrollados, solidarios y responsables del mundo" https://t.co/aTATCOQLPZ pic.twitter.com/y9Ei6OXJ6P
— EL PAÍS (@el_pais) April 29, 2025
4:50 am
En la televisión aparece Pedro Sánchez y ofrece una justificación surrealista. Afirma que la causa del megapagón es la súbita desaparición de dieciséis megavatios de la red eléctrica nacional y que no se puede asegurar cuánto tiempo durará el restablecimiento pleno del servicio eléctrico. Una versión que haría empalidecer a algunos de nuestros legendarios presidentes de una república bananera. Hasta la medianoche la luz había vuelto en el cincuenta por ciento de la extensa zona afectada que incluye el sur de Francia y Portugal.
Al momento de escribir estas líneas apresuradas caigo en la cuenta que este apagón ha echado luces en el fosco y enrarecido horizonte político. Ha puesto en evidencia que el presidente del ejecutivo ya cumplió su ciclo y es tiempo de que los españoles vuelvan a las urnas para elegir otro gobierno.