Escribe: Eduardo Zafra
Viernes 14 de marzo por la noche. Han pasado 3 semanas desde que la tragedia tocó las puertas de Trujillo, 3 semanas desde que 6 personas perdieron la vida y 84 resultaron heridas, 3 semanas desde que todo ha sido lentamente olvidado, como si la indignación, la solidaridad y el dolor tuvieran fecha de caducidad. Y es que eso, lamentablemente, es lo que lo tiene el exceso de información; hoy las noticias de hace una semana ya son noticias viejas y las noticias de hace una hora ya no son primicia.
El caso del Real Plaza no ha sido la excepción. La gente parece haber olvidado la tragedia y decidido seguir con su vidas como si nada pasara. En semanas anteriores era común ver a artistas, activistas y familiares protestando contra el centro comercial, el grupo empresarial que lo controla y las autoridades que, hasta el momento, no han sabido asumir su responsabilidad. Carteles expresando las condolencias a las familias afectadas, ramos de flores, peluches y velas (tantas que incluso era difícil caminar por miedo a resbalarse con la cera). Hoy las flores están marchitas, los peluches han sido llevado y casi ninguna vela ilumina el lugar.
Apenas 2 personas continúan en vigilia, personas que decidieron dejar sus vidas y acampar en los exteriores del Real Plaza como acto de protesta. El Real Plaza, en cambio ha decidido apagar sus luces, vigilar e incluso, según lo manifestado por ellos mismos, amenazarlos.
Una de las personas que continúa en vigila es Moisés Boyer, un ciudadano venezolano que llegó hasta Trujillo buscando a su hija y que, al no encontrarla, decidió cenar en el centro comercial. Boyer estuvo presente el día de la tragedia y ayudó a rescatar a 5 personas.
“No es fácil estar aquí. Por las noches siento que me tocan y me gritan por ayuda. A veces siento que las personas me reclaman porque pude haber salvado más vidas”, cuenta Boyer
Los protestantes han decidido mantenerse en vigilia hasta que sus fuerzas lo permitan, no quieren dejar pasar esta tragedia, no quieren olvidar lo ocurrido, no quieren que las semanas sigan pasando y que mientras todos retoman sus vidas, la tragedia se convierta en “noticia de ayer”.