sábado, febrero 1, 2025
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Trujillo (ya) no es la capital de la cultura

Son varios los factores que han hecho que la ciudad de Trujillo haya perdido gradualmente ese título que alguna vez tuvo. ¿Es posible restituirlo? Eso depende de muchos actores, empezando por las autoridades, que hoy no están a la altura.

Trujillo, conocida en su momento como la «Capital de la Cultura», ha sido durante décadas un centro vibrante de arte, historia y tradiciones. Su rica herencia colonial, junto con su notoriedad por eventos como el Festival Internacional de la Primavera y la celebración del Concurso Internacional de Marinera, la posicionaron como un referente cultural en el país. Sin embargo, en los últimos años, la ciudad ha enfrentado desafíos que han puesto en duda su estatus.

La pérdida de este título ha sido gradual y se debe a múltiples factores. La falta de inversión en infraestructura cultural y la disminución de programas de apoyo a artistas locales han afectado la vitalidad del sector. Además, la competencia con otras ciudades (como Arequipa, Cusco y Lima), que también buscan destacarse en el ámbito cultural, ha llevado a una dispersión del interés y los recursos.

La situación se complica aún más con la creciente migración de jóvenes hacia otras ciudades y otros países en busca de mejores oportunidades artísticas, lo que ha debilitado el tejido social y cultural de Trujillo. Tal es el caso de Luis Bello, un talentoso artista plástico que decidió migrar a España por razones que abarcan el aprendizaje, el crecimiento económico y social, así como el deseo de evolución personal. Durante su viaje se dio cuenta de que estas motivaciones, aunque inicialmente pueden parecer simples, están intrínsecamente conectadas, porque a medida que exploraba el vibrante mundo del arte en España, empezó a ver la vida a través de una nueva lente, aprendiendo no sólo sobre técnicas y estilos, sino también sobre sí mismo y su lugar en el universo artístico.

Reflexionando sobre su vida en Trujillo, comprendió que esas oportunidades y experiencias que lo han moldeado no las habría encontrado en nuestra ciudad. Su experiencia ilustra cómo se puede transformar la percepción y enriquecer el entendimiento del mundo que nos rodea.

Este éxodo ha resultado en un envejecimiento de la población activa en las artes y una disminución del dinamismo cultural que antes caracterizaba a la ciudad.

A pesar de estos desafíos, Trujillo aún posee un potencial significativo: la riqueza de su historia y su arquitectura colonial, conjuntamente con personas verdaderamente comprometidas con la difusión cultural de la ciudad, son elementos que pueden ser revitalizados. Es fundamental que se implementen políticas que impulsen la cultura local, fomentando un ambiente donde los artistas puedan prosperar y donde la comunidad se sienta parte activa del proceso cultural.



La reinstauración de Trujillo como Capital de la Cultura puede ser posible, pero requerirá un esfuerzo conjunto de autoridades, artistas y la sociedad civil. Sólo así se podrá restaurar su legado y volver a ponerla en el mapa cultural del Perú.

Es necesario que nuestras autoridades locales, particularmente la Municipalidad Provincial de Trujillo, liderada por el alcalde Mario Reyna, se involucren de manera más profunda en la gestión cultural, porque más allá de la aspiración de ser nuevamente la Capital de la Cultura, hacerlo es fundamental para el desarrollo local y comunitario. Y no se trata sólo de otorgar las facilidades para encuentros culturales, sino también de incentivar a la población a participar activamente de los mismos, dando el ejemplo.

Recientemente, ha surgido una controversia entre el burgomaestre trujillano y usuarios de redes sociales, quienes le reclaman por obstaculizar la organización de la Feria Internacional del Libro de La Libertad al negar el uso de la plaza de Armas. En respuesta, Mario Reyna ha declarado que la Municipalidad Provincial de Trujillo (MPT), a finales de febrero, haría la convocatoria pública para la realización del evento cultural, con el objetivo de evitar malos manejos en su organización; confundiendo así la Feria Internacional del Libro de La Libertad (FILL) con la Feria Internacional del Libro de Trujillo (FILT).

Es fundamental que el alcalde se informe correctamente antes de emitir juicios, ya que la FILL es organizada por un ente privado, mientras que la FILT debería ser liderada por su gestión. Si el alcalde tiene la intención de reactivar la FILT, sería un paso positivo; no obstante, no debe caer en comentarios erróneos que puedan desinformar a la comunidad.

Además, contar con ambas celebraciones literarias enriquecería la oferta cultural de la ciudad y demostraría que todas las iniciativas culturales son beneficiosas para Trujillo. Sólo así se podrá restaurar su legado y volver a ponerla en el mapa cultural del Perú, lo que nos lleva a cuestionarnos si Trujillo sigue siendo verdaderamente la Capital de la Cultura.

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