Escribe: Omar Aliaga
Como todo el mundo ha visto en días recientes, César Acuña ha decidido poner las manos al fuego a sabiendas de que se puede quemar. Martín Namay, su hombre de mayor confianza en el Gobierno Regional de La Libertad, su brazo derecho, ha sido salpicado por el caso “mochasueldos”, que tiene como protagonista principal a la congresista de su partido, Magaly Ruiz. Pero Acuña ha apapachado a Namay como a un hijo pródigo.
Recordemos la ecuación «mochasueldo» que nos lleva hasta aquí. La Fiscalía de la Nación ha denunciado constitucionalmente a Magaly Ruiz por el bochornoso caso del recorte de sueldos. Fue salvada por sus colegas congresistas, en uno de esos bochornosos blindajes tan acostumbrados en el Legislativo, pero ahora afronta esa grave denuncia desde el Ministerio Público.
Ante esto, Acuña le ha pedido a Ruiz que solicite licencia a su partido, Alianza Para el Progreso, mientras duren las investigaciones.
Pero en días recientes el barro de la investigación a Magaly Ruiz le salpicó a Martín Namay, gerente general del Gobierno Regional de La Libertad, y a quien Acuña trata de resaltar ante la gente cada vez que va por el interior de la región, como quien dice: «Este es mi tigre». Namay recibió una transferencia de dinero desde la cuenta desde donde la congresista liberteña le recortaba sueldo a una de sus trabajadoras, que a la sazón era la pareja de su hijo. O sea, Namay recibía dinero desde una cuenta “mochasueldo”.
¿Por qué tanto aval y fe ciega, señor Acuña? ¿Es usted consciente de que se puede quemar ambas manos?
Y eso no es todo. En la Fiscalía hay testimonios que indican que era Namay quien les pedía, impetuosamente, con vehemencia, parte de su sueldo, como un compromiso pactado para que trabajen en el despacho de la congresista Magaly Ruiz. La plata, dicen ellos, iba para las campañas de APP. Y, en efecto, Namay -eso lo vimos todo- apoyó como nadie la campaña de Ruiz al Congreso.
¡Bingo!
Pero César Acuña dice que no cree estas versiones. Prefiere creerle a Namay, su hombre de confianza. Digamos que a ojos cerrados.
«Yo no les creo, pues», ha dicho Acuña.
Martín Namay tuvo un incidente llamativo, muy rochoso, cuando dio sus explicaciones a la prensa trujillana. Notablemente enojado, crispado, incluso acusó a algún medio de estar enfrascado en una campaña en su contra.
Aun pese a la crispación y el nerviosismo evidente de Martín Namay, Acuña salió a respaldarlo. ¿Por qué tanto aval y fe ciega, señor Acuña? ¿Es usted consciente de que se puede quemar ambas manos?
