Escribe: Omar Aliaga
La historia que ha tenido como desenlace la reciente condena de 25 años de prisión contra el empresario trujillano Marco Benavides Bargallo, así como su cómplice Bruno Bracamonte Moreno, se inició hace más de dos décadas. Hace 22 años atrás, exactamente, en un taller de mecánica de Trujillo.
Fue el 5 de agosto del año 2002, cuando se produjo la intervención de Magno Alejandro Benites Ramírez, en un taller de mecánica ubicado en la calle Praga 459, urbanización Santa Isabel, en la ciudad de Trujillo. Benites Ramírez fue detenido junto a Luis Silva Ramírez al encontrárseles droga en dicho inmueble. Silva Ramírez, en ese momento, ya tenía antecedentes con el delito de tráfico ilícito de drogas.
¿Qué había pasado exactamente? En aquella oportunidad, en agosto de 2002, la Policía halló en el taller de mecánica un pistón hidráulico con un paquete precintado con plástico de color negro, que contenía clorhidrato de cocaína, con un peso neto de 4 kilos con 495 gramos. Tal como lo determinaron las investigaciones, dicha droga tenía como destino Miami, Estados Unidos.
Ese fue el momento clave. Magno Alejandro Benites Ramírez, el acusado principal, indicó que el propietario de la droga era Marco Antonio Benavides Bargallo. Fue así como se iniciaron las pesquisas que llegaron a determinar que este empresario trujillano está ligado a la actividad ilícita de tráfico de drogas.
Asesinato y amenaza
Tanto Magno Alejandro Benites Ramírez como Luis Silva Ramírez declararon conocer a Marco Benavides. Aún más, quedaron acreditadas en juicio por tráfico de drogas las comunicaciones telefónicas entre los tres procesados. Tim, empresa de telefonía en aquella época, reportó que los tres acusados se mantenían comunicados.
Hubo un hecho de sangre, incluso, que alteró el proceso y tensó la situación. Enrique Flores Bernabé, quien también estaba procesado, falleció en ese interín. Y también quedó claro en el juicio que los imputados cambiaron su versión de los hechos al conocer dicha muerte.
En el año 2010, la relatora informó que el expediente sobre el caso de Marco Benavides no era ubicado, lo habían sustraído, se había perdido. De manera inaudita, no fue ubicado.
Benites Ramírez confesó que Marco Benavides le pidió que compre el pistón y para ello le hizo un giro dinerario de US$ 900; y también le proporcionó los cinchos para el embalaje de dicho pistón hidráulico. Luis Silva declaró que Marco Benavides le entregó 300 soles que debía pagarle a Magno Alejandro, y también dio la dirección donde lo iba encontrar anotada en un papel.
En otro hecho relevante del proceso, el 16 de marzo del 2010, Magno Alejandro Benites Ramírez, quien se encontraba interno en el establecimiento penal El Milagro, tras haber sido sentenciado por tráfico ilícito de drogas, formuló una denuncia verbal en contra de su coacusado por el mismo delito: Marco Benavides Bargallo.
Benites Ramírez señaló que Marco Benavides, bajo amenazas, quiso obligarlo a que lo limpie del delito de tráfico de drogas. Indicó incluso que, en dos oportunidades, el empresario había colocado dos bombas caseras en la casa de sus padres, en la urbanización Santa Isabel, por lo que solicitó garantías.
Prófugo y un expediente hecho «humo»
En aquel proceso judicial se impuso 10 años de pena privativa de la libertad a Magno Alejandro Silva Ramírez y 12 años a Luis Silva Ramírez. En tanto, se dispuso orden de captura contra Marco Benavides Bargallo, pero él pasó a ser prófugo de la justicia.
El empresario, sindicado como jefe detrás de este negocio ilícito, fue, sin embargo, absuelto en una primera oportunidad el 27 de diciembre de 2007. Más adelante, la Corte Suprema declaró la nulidad de esta sentencia el 13 de agosto de 2009.
Algo grave e increíble ocurrió más adelante. En el año 2010, la relatora informó que el expediente sobre el caso de Marco Benavides no era ubicado, lo habían sustraído, se había perdido. De manera inaudita, no fue ubicado y se ordenó la recomposición del expediente.
Con todo lo acontecido y sin contar con el expediente completo, Marco Benavides Bargallo fue absuelto. Se resolvió entonces que no era responsable y que el día de los hechos no se encontraba en Trujillo, sino que se encontraba en Ica.
La fiscalía y la justicia en general, sin embargo, continuaron con este proceso que fue revertido en los últimos años a través de la acreditación de puntos concretos como la identificación de operaciones y transacciones inusuales o sospechosas que evidencian el incremento patrimonial identificado y anómalo en el empresario Marco Benavides y su cómplice, Bruno Bracamonte, así como el encuadramiento típico de las conductas dentro del delito de lavado de activos derivado del narcotráfico.
[Esta información está basada en el expediente judicial que ha determinado la condena contra Marco Benavides Bargallo y Bruno Bracamonte Moreno]